-Buenas
noches, Cohen.
-Buenas
noches, jefe Jaworski.
-¿Cómo
le ha ido hoy en el servicio?
-Bastante
bien, la verdad. ¿Qué tal le ha ido a usted? *el tono de su voz es,
quizá, más ahogado o hasta apasionado que de costumbre*
-Papeleo - contesta sin más, soltando un suave y resumido suspiro,
indicando cuánto le gustaba dicho trabajo -. Deberían permitirnos
colocar a alguien que se encargue de eso.
-Becarios,
tal vez. O una secretaria *frunce el ceño, se lame los labios y saca
la cajetilla de tabaco, ofreciéndole al jefe primero con un alza de
cejas*
*Kolek Jaworski acepta el cigarrillo, no sin observar con esa mirada
analítica la lengua de su subordinado: - Gracias. El problema es
encontrar alguien de confianza para el cargo; por algo somos pocos en
esta sección - comenta mientras busca su mechero en el vaquero, el
cual usa y luego tiende a Cohen.
*No
puede evitar seguir con la mirada las manos que de alguna forma
acarician esa zona tan deseada. Al coger el mechero, le roza
suavemente los dedos; lo justo para sentir, para que no llame
demasiado la atención, insinuante* Si usted quiere, a mí no me
importaría quedarme un rato más... por las noches. Adelantando
cosas *le sonríe, seductor*
*A
Kolek ni se le pasa desapercibido el roce, ni lo ignora, pero hace
como si no le ha sentido, tan sólo guardando el instrumento cuando
vuelve a su poder: - Sería una buena opción, además de una buena
manera de mostrar su entrega al... cuerpo, Cohen - llevó el cigarro
a sus labios y dio una calada -. Al menos mientras encontramos
alguien que haga el trabajo sucio.
*Sonríe,
da una calada, exhala el humo y lo mira* ¿A qué cuerpo? *susurra,
oscuro, con una ceja levantada y mordiéndose la punta de la lengua.
Una ínfima sonrisa acompaña su expresión*
*
Kolek Jaworski alza una ceja, sosteniendo el cigarro a escaso
centímetro de sus labios: - El de policía, Cohen, ¿qué otro iba a
ser? - y dio la calada que se había quedado a medio camino.
*Se
muerde el labio y esta vez no se molesta en disimularlo.
Sencillamente, es incapaz de hacerlo* Claro. El de policía, sí...
*lo mira de arriba a abajo fugazmente, da una calada profunda y se
acerca unos pasos a él, como quien no quiere la cosa pero sabiendo
que se va a dar cuenta* Me gusta muchísimo el cuerpo. ¿A usted no?
*
Kolek Jaworski le observó acercarse, aunque no se inmutó. No se iba
a amedrentar, desde luego que no, de hecho el impulso que tuvo fue el
de agarrar a aquel hombre y estamparlo contra la pared para
encarcelarlo con su propio cuerpo. Pero Kolek tenía experiencia en
controlarse y, por muy atractivo que fuese aquel hombre, aún tenía
que demostrar su valía: - Si no me gustase no llevaría décadas en
él, Cohen - anotó tirando la colilla al suelo y apagándola con su
zapato -. Buenas noches, Cohen; nos vemos mañana.