Te vi caminar por aquel sendero con tus
pies de marfil desnudos sobre las hojas secas. Tu cabello caía por
tus hombros y tu espalda como una cascada que imitaba El salto del
ángel movido por el viento.
Te llamé varias veces, pero no
respondiste. La sombra que gobernaba tu corazón tenía más fuerza
que yo mismo que siempre procuré tenderte un rayo de luz cuando te
hacía falta. Me empeñé en mantenerte con vida tan desesperadamente
que olvidé que no eras para mí, y terminé enamorándome de ti.
Pero cuanto más recuerdo tu partida más me pregunto si en realidad
no me enamoré de un sueño, de una ilusión de una vida contigo. Me
enamoré de una esperanza que sólo existió en mí, en mi corazón.
Me enamoré de tu sonrisa imaginaria, de tus caricias anheladas y de
tus besos necesitados. Y lo sé porque desde que te conocí nunca te
vi sonreír, ni acariciarme ni besarme. Sólo mirabas al infinito y
te preguntabas qué habría más allá de aquel sendero maldito.
No sé si volverás, pero si lo haces
aquí estaré yo, consolándome con una nueva esperanza: la de volver
a verte algún día.
Bonito :)
ResponderEliminarGracias ^^
ResponderEliminar